El texto presenta las opiniones y valoraciones sobre los tipos de educación: remota, mixta y presencial. Ante los cambios que han tenido lugar en los últimos años, se analiza la mirada de las y los estudiantes sobre el tema, sus preferencias y caracterización positiva y negativa. Esto se hace a través de una encuesta aplicada en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco a inicios de 2023, cuando el alumnado había transitado por las tres modalidades. Los resultados muestran una preferencia por la modalidad presencial; sin embargo, la explicación, reflexión y expresión del sentir de los estudiantes permite comprender sus posiciones generales y, en particular, las percepciones favorables y desfavorables hacia cada modalidad.
Palabras clave: educación, universidad, remota, mixta, presencial, opiniones, valoraciones, características, México.
O texto apresenta as opiniões e avaliações sobre os tipos de ensino: remoto, misto e presencial. Face às mudanças ocorridas nos últimos anos, analisa-se a visão dos alunos sobre a questão, as suas preferências e a caracterização positiva e negativa. Isso é feito por meio de uma pesquisa aplicada na unidade da Universidade Autônoma Metropolitana de Xochimilco no início de 2023, quando os alunos passaram pelas três modalidades. Os resultados mostram uma preferência pela modalidade presencial; No entanto, a explicação, reflexão e expressão dos sentimentos dos alunos permite compreender suas posições gerais e, em particular, as percepções favoráveis e desfavoráveis em relação a cada modalidade.
Palavras-chave: educação, universidade, remoto, misto, presencial, opiniões, avaliações, características, México.
This article presents the opinions and appraisals about the types of education: remote, hybrid, and face-to-face. Dealing with the changes that have taken place in recent years, the authors analyze the students' views on the topic, their preferences, and their positive and negative characterization. A survey was conducted in Mexico City at the Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco unit, at the beginning of 2023 when the students had already gone through the three modalities. The results show a preference for the face-to-face modality; however, the explanation, reflection, and expression of the students’ feelings allow us to understand their general positions and, in particular, the favorable and unfavorable perceptions towards each modality.
Keywords: education, university, remote education, hybrid education, face-to-face education, opinions, evaluations, characteristics, Mexico.
Este trabajo presenta los resultados de una encuesta focalizada en las tendencias de opinión sobre los tipos de educación —remota, mixta, presencial—. Se trata de un acercamiento cuantitativo a lo que el alumnado piensa y siente en torno al tema, con el ejemplo de caso de la unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM/X). Es un estudio descriptivo y explicativo que analiza percepciones, opiniones, valoraciones, sentires y experiencias sobre el cambio de modalidad educativa, las preferencias y características de las mismas. En 2023, tras un tiempo de transición entre educación presencial, remota, mixta y de nuevo presencial (2020-2022), se cuenta con la experiencia comparativa de cuál es considerada mejor por los estudiantes universitarios, tanto para el proceso de enseñanza-aprendizaje como para sentirse bien y, en definitiva, decidir y expresar qué se prefiere. En general, los resultados arrojan que se está muy de acuerdo en el regreso a presencial, que se sintieron poco bien durante el periodo de educación remota, que para su proceso de enseñanza aprendizaje prefieren mayoritariamente la presencial y que ésta también es la mejor para sentirse bien. Además, dichas valoraciones se acompañan de preguntas cualitativas, en las cuales se recoge una explicación de las mismas que ilustra y enriquece la tendencia numérica aportando el significado más allá de la cifra.
Por otra parte, se solicitó la caracterización positiva y negativa de cada tipo de educación, con lo cual se posee un recuento de tendencias semánticas sobre la educación remota, mixta y presencial, favoreciendo de nuevo la última; no obstante, el conocer amplia y profundamente los porqués de todos los tipos, aporta información e invita a la reflexión.
Finalmente, reiterar que tanto en la cuestión de la práctica educativa como en el aspecto del estado emocional parece haber un acuerdo en que la educación presencial es la más satisfactoria. Remarcando el aprendizaje, la interacción y la convivencia de forma especial, además del disfrute de las instalaciones y la posibilidad de las prácticas, entre otras cosas. Todo esto a través de las preguntas cuantitativas y cualitativas de la encuesta que ofrecen una caracterización y valoración interesante e importante sobre el tema, con objeto de explicar y, sobre todo, comprender las miradas estudiantiles con base en su vivencia y experiencia, y con objeto de tenerlas en cuenta, tanto en la actualidad como en los proyectos del porvenir y además, cuestión no menos importante, en su propia voz.
Un par de aclaraciones contextuales, aquí se comparan las percepciones y vivencias de la población estudiantil sobre las modalidades educativas experimentadas en los últimos años, para lo que se ha de tener en cuenta el interés de la contrastación ante el traspaso de un tipo a otro de forma abrupta y en poco tiempo, por un lado; de otro lado, es importante y no se ha de perder de vista el contexto, la alerta de pandemia y la adaptación del sistema educativo para proseguir con la docencia de forma rápida y práctica. Se trató de una respuesta ante las circunstancias críticas de forma urgente y temporal (Hodges et al., 2020). Esto influye en el sentido de adaptación o aceptación a los diversos tipos de educación remota, ya que su imposición y precariedad conduce a una experiencia poco práctica y grata (Lederman, 2020). Sin embargo, este contexto no satisfactorio no impidió el aumento de las ganancias de las grandes tecnológicas y todo lo relacionado con internet, en una coyuntura propicia para su negocio (Brown y Salmi, 2020). Tampoco hay que descuidar u obviar la brecha digital, educativa y social, pues este cambio de modalidad implica más desigualdad (Álvarez, 2020; UNICEF, 2020). Finalmente, se debe considerar la afectación en el estado de ánimo y desequilibrio emocional por la situación social sanitaria y por los cambios educativos, además del confinamiento (UNESCO, 2020a, 2020b; OCDE; 2020).
Algo a mencionar son algunas características del modelo pedagógico de la UAM/X, ello para considerarlo en este estudio. Se focaliza en vincular la educación con la realidad social, organizar contenidos en torno a problemas, la investigación dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, la participación activa del alumnado, dinámicas grupales, son algunos de los aspectos principales de este centro de estudio.
El mundo se transforma y la educación también, en tiempos recientes se ha incrementado lo que tiene que ver con el uso de nuevas tecnologías de forma notable, dando un gran salto en 2020 por las medidas tomadas en la pandemia, como lo fue el confinamiento. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) (2020) calcula alrededor de 1 600 millones de estudiantes a nivel internacional que cambiaron su forma de enseñanza-aprendizaje de manera rápida y masiva, con lo que la afectación tuvo lugar tanto en el aprendizaje como en lo social y lo emocional para las instituciones y los actores educativos, esto es, la comunidad de enseñanza-aprendizaje, los educadores, educandos y sus familias (UNESCO, 2020a).
En este año llegó y se impuso de forma masiva la educación por medio de internet, y cada centro educativo tomó o adaptó a sus necesidades y posibilidades el modelo más adecuado y asequible. Hay que distinguir entre la educación a distancia —cuando se estudia a veces sin conocimientos o conexión a internet, a través de materiales físicos o dispositivos electrónicos, incluso mail o teléfono—, la educación virtual —con el uso de internet, contacto virtual entre alumnado y profesorado, y entre los primeros, así como encuentros en diferentes plataformas, con los materiales disponibles en las mismas, la interacción puede ser a través del chat u otro mecanismo, si bien no siempre se coincide en tiempo y espacio para el desarrollo del trabajo—, y la educación en línea —aquí sí en relación directa virtual en tiempo real, además de la posibilidad de todo lo mencionado con anterioridad tienen lugar las clases en vivo, juntas y actividades diversas, todo ello a través de las plataformas (Muñoz, 2020; Ibáñez, 2020) (cuadro 1).
A la anterior figura que diferencia las modalidades de clases a distancia, virtuales y en línea, hay que sumar la educación remota y de emergencia que fue la implementada en la UAM/X.
La educación remota, se trata pues, de una suerte de combinación y adaptación a las anteriores, que de una u otra manera las incluye.
Para el caso específico de la UAM se decidió en sus órganos de gobierno proseguir sus clases y actividades (Boletines UAM, 2020), a través de lo que se denominó la educación remota —ya vista— y que, como proyecto emergente primero y luego práctica cotidiana durante meses, se desarrolló a través de las tres modalidades ya descritas y su cooperación. Se elaboró el Proyecto Emergente de Educación Remota (PEER) para sus cinco planteles, miles de profesores y profesoras, personal administrativo y decenas de miles de estudiantes (UAM, 2019). En concreto, el proyecto se propuso con objeto de dar respuesta y construir soluciones de manera operativa a la coyuntura y de cumplir las medidas y directrices gubernamentales, toda vez que proseguir con las actividades de docencia, investigación y difusión en dicha casa de estudios, siempre adaptándose a los conocimientos y posibilidades tecnológicas con los que se contaba en esos momentos (Buendía, 2020). Se enunció como proyecto emergente ante la contingencia, flexible, tecnológico e incluyente, y se establecieron escenarios con diferentes grados e impacto para el uso de tecnologías, según recursos y capacidades (PEER, 2020a). En la primera evaluación del programa, en la cual contribuyeron docentes y alumnado, se afirma que sus resultados prácticos fueron satisfactorios pues permitieron a la comunidad seguir unida y trabajando, y a pesar de las limitaciones que también tuvieron lugar fue considerada una respuesta oportuna y de vanguardia (PEER, 2020b).
En los últimos tiempos se han realizado varias investigaciones en torno al estudiantado universitario en el contexto de pandemia tal como resumen Meneses et al. (2023), mismas que se han centrado en su salud física y mental, así como, los efectos de la educación a distancia en línea o virtual, y en general a través de métodos cuantitativos. Entre sus consecuencias, sumadas éstas u otros factores, tales como cuestiones socio económicas, problemas emocionales y de salud, rezago académico previo y desmotivación de las clases en línea, se señala también el abandono de los estudios (Díaz Barriga et al., 2022). No obstante, y al parecer, pese a no disfrutar la educación a distancia o virtual, también hay ejemplos de resiliencia que tuvieron lugar, además del fortalecimiento de la autonomía personal (Demuner et al., 2023). Algunos estudios más han iniciado su recorrido con objeto de investigar los cambios de modalidad educativa y, entre otras cosas, señalan que el éxito de lo virtual se establece en la combinación del diseño pedagógico y las tecnologías, así como la transformación del rol alumnado/profesorado; se precisa también un cambio de actitud hacia la educación, pues no se trata de virtualizar lo presencial sin olvidar los estados de ánimos emocionales por la condición social que tanto influyen en la educación. Por lo que la experiencia del cambio de lo presencial a lo virtual por la pandemia constituyó un esfuerzo loable de la comunidad universitaria y la posibilidad de continuar con el proceso educativo, no obstante, el cambio de modalidad requiere un cambio de estrategia educativa y una transformación pedagógica, además de contemplar el equilibrio emocional de las personas involucradas, especialmente las y los estudiantes, sin olvidar la mejora de las competencias digitales del equipo docente (Casero y Sánchez, 2021).
Un estudio adicional se pregunta las ventajas y desventajas de la educación en línea desde la perspectiva estudiantil y cómo ha afectado el proceso de aprendizaje en el marco de la contingencia sanitaria. Las repuestas apuntan grosso modo a que una de las ventajas es la inmediatez en el acceso a la información, pero se carece de acompañamiento y preparación para el entorno digital; entre las desventajas se afirma que las jornadas son más largas, no se posee un lugar adecuado, hay distracción por movimiento y ruidos en la vivienda, etcétera (Santana y Espinosa, 2022).
Una investigación más sobre problemas de la migración del dispositivo escolar en la modalidad virtual entre el alumnado expone cuestiones temporales, espaciales y corporales que se experimentan, así como la intromisión del dispositivo escolar en el espacio familiar —cuestión poco abordada—. Entre las conclusiones se afirma que se observan “tensiones y contradicciones entre la disposición del tiempo, del cuerpo y de los espacios del dispositivo escolar, en su migración forzada para aprender a través de las clases en línea, y en encuentro con la disposición de tiempo, del cuerpo y los espacios del dispositivo familiar” (Zamora y Contreras, 2022: 21). Otro trabajo hace hincapié en la desigualdad y marginación que todavía se perpetúa en la educación en el país, y cómo la pandemia colabora a ensanchar la brecha educativa ante la precarización de la educación en cuanto a marginación tecnológica en general (Álvarez, 2020; Ávila, 2022).
En fin, la educación a distancia tiene sus diferencias con la presencial desde lo cognitivo, motivacional-afectivo y conductual, sin olvidar el entorno (Suárez y Anaya, 2004), son puntos que estarán muy presentes en estas páginas, dado el contexto socio sanitario en el que tiene lugar este estudio, los cambios consecutivos de las tres modalidades y lo inesperado de la situación.
El tiempo pasa y, tras tres años de cambios en la modalidad educativa, bien vale la pena tomarse un espacio y a la distancia revisar el tema, describir, analizar e interpretar las valoraciones sobre los diferentes tipos por los que la comunidad universitaria transitó, ahora de forma comparativa con base en la experiencia vivida y con la serenidad adecuada tras el regreso a la educación presencial que tuvo lugar de forma más o menos ordenada y plena.
Esta investigación tiene por objeto recabar la opinión estudiantil con base en su vivencia personal y colectiva sobre los distintos tipos de educación —presencial, remota y mixta— en 2020, 2021 y 2022, cuando tuvo lugar dicha experiencia en varias universidades en México. Para ello se aplicó una encuesta en la UAM plantel Xochimilco en la primavera de 2023. Se optó por la encuesta, con objeto de contextualizar cuantitativa y ampliamente el fenómeno social, así como comprenderlo y explicarlo, según las opiniones y experiencias estudiantiles. Además, los interrogantes abiertos aportan profundización y significado explicativo a las tendencias expresadas, enriqueciendo el sentido del análisis (Fernández, 2009).
El cuestionario contó con 12 preguntas cerradas, algunas de las cuales se combinaban con otras abiertas —en cuatro de ellas, tras la respuesta de opción múltiple cerrada, se solicitó una explicación a través de un “¿por qué?”—, además de los datos personales; se realizó de forma presencial. El tamaño de muestra se calculó con una confiabilidad del 95 % y un margen de error del 5 % —sobre un universo de alumnado matriculado en ese momento de 13 905 personas—, con posterioridad se distribuyó por cuotas representativas de carrera y división según el universo que cursaba estudios de licenciatura en ese momento, como se dijo —47.5 % para la División de Ciencias Biológicas y de la Salud (DCBS), 17.2 % para Ciencias y Artes para el Diseño (DCyAD) y 35.3 % para la División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSH)—. En total se eligieron 374 estudiantes de licenciatura, de los cuales 222 fueron mujeres y 152 hombres; 178 de la DCBS, 132 de la DCSH y 64 de la DCyAD. Las edades oscilaron entre 18 y 35 años, siendo la moda de 22 años. Más de un tercio (39.5 %) declararon trabajar; 84 % se auto consideraron de un nivel de ingresos medio; 81 % dijeron ser originarios de la CDMX (sobre la muestra de la encuesta puede consultarse el anexo final).
Los resultados de este estudio son representativos de la comunidad universitaria estudiantil y orientan las tendencias del sentir y la opinión sobre el tema en el momento de ser realizado, centrándose en percepciones, valoraciones y preferencias con base en lo vivido y relacionado tanto con el proceso educativo de enseñanza-aprendizaje, como con su estar y sentirse bien en el mismo, comparando principalmente los tres tipos de educación que ha sido practicada en los últimos años en este centro de educación superior que se autodenomina Casa Abierta al Tiempo.
Varios interrogantes se centran en la experiencia vivida en primera persona y giran en torno a su opinión sobre el regreso a la modalidad presencial, cómo se sintió en el tiempo de educación remota y qué tipo de modalidad es más conveniente para su proceso de enseñanza-aprendizaje y para sentirse bien, así como la preferencia entre remota, mixta y presencial.
La mayoría de la población consultada declaró estar muy de acuerdo (65 %) y de acuerdo (26 %) con el regreso a la educación presencial, en total 91 % de la muestra (cuadro 2).
Entre los argumentos y explicaciones aportadas en el relato de la parte cualitativa del interrogante destacan la mejora en el aprendizaje por una parte, y la necesidad de convivencia e interacción por otra, dos cuestiones que se reiteran una y otra vez en las diferentes respuestas obtenidas a lo largo de la encuesta.
Respecto al aprendizaje, por ejemplo, un joven de 20 años responde “las clases en línea no enseñan”, otro de 19 añade con relación a la presencial “es la modalidad que permite obtener un mejor aprendizaje”; uno más afirma “comprendo más los temas” (hombre, 21 años), y otro destaca, “siento que es más fácil aprender” (hombre, 21). Una chica de 20 años dice “siempre se aprende mejor tomando clases así” y otra de la misma edad confirma “Nos incentiva a estudiar más y prestar mejor atención”.
Sobre la interrelación social y convivencia, un chico de 20 dice “es muy importante el ambiente en el que estudiamos, necesitamos socializar con nuestros compañeros”, “prefiero estar con la gente” declara un hombre de 18 años y una mujer de 22 señala “porque los vínculos entre los estudiantes pueden fortalecerse”; finalmente una joven de 22 confiesa “me hacía falta convivir”.
En resumen, hay quien en una oración retoma las dos razones anteriores, “la forma de enseñanza y la interacción funciona mejor” (hombre, 26); otro declara “siento que la educación presencial en cierta forma no solo ayuda a lo académico sino también a lo mental de cada alumno” (hombre, 19); uno más reitera “me apasiona mi carrera, hacer prácticas profesionales y estar en contacto con la gente” (hombre, 20). También se aúnan aprendizaje y socializar en varias ocasiones “es la mejor forma de aprender y desenvolverse en sociedad” (hombre, 26), “aprendo mejor y vivo más experiencias sociales” (mujer, 20). Para terminar está la expresión del gusto “me siento más a gusto así” (hombre, 20).
Y entre otras cuestiones se apunta la mayor atención, aprovechamiento de instalaciones, sin dejar de mencionar las prácticas. “Mi aprendizaje y concentración se favorecen con las clases presenciales” (mujer, 21), “hay mayor atención y aprendizaje” (mujer, 22), “muchas cosas que no entendí en línea sí las entendí presencialmente con la práctica” (mujer, 24), “aprovechar las instalaciones al cien por ciento” (mujer, 23), “en la carrera son importantes las prácticas” (mujer, 23) y “no se puede usar el laboratorio cuando no es presencial” (mujer, 25); en síntesis, de manera global, se prefiere regresar a la educación presencial “por la interacción social, las prácticas de laboratorio y las exposiciones, además de que es más fácil aprender” (mujer, 24), entre otras cosas.
Casi la mitad de la muestra afirma haberse sentido poco bien (49 %) durante el periodo de educación remota, que sumado al nada bien (21 %), apuntan a la mayoría (70 %) (cuadro 3).
Al profundizar en sus respuestas es posible darse cuenta de que la educación remota tanto dificulta el aprendizaje como facilita el desinterés y la distracción, lo cual retroalimenta a lo anterior. Además, el estudiante narra que no había contacto ni relación social. De nuevo surge la importancia del aprendizaje en general y de la interacción en paralelo, en la pregunta anterior como de opinión o explicación de volver a presencial, y aquí como el por qué no se sintieron bien en la modalidad remota. Hay que añadir los problemas materiales y prácticos de recursos, espacios y conexión.
Sobre las dificultades del aprendizaje se encuentran las distracciones de estar en la vivienda, “muchas distracciones en casa” (hombre, 21); las complicaciones de conexión, “el internet se iba constantemente” (hombre, 21); y la falta de atención, “me cuesta trabajo concentrarme” dice una joven de 21 años. Algunas problemáticas reconocidas por parte del alumnado son: las limitaciones de la pantalla y sus consecuencias, “la fatiga por estar frente a la pantalla durante largos periodos de tiempo se convirtió en un desafío para mantener la concentración y el compromiso” (mujer, 22) o “es difícil entender al profesor detrás de una pantalla” (hombre, 21); la falta de preparación por parte del equipo docente, “los profesores no lograban explicarme completamente” (hombre, 19) o “se dejaron temas y cosas a medias” (hombre, 20). En definitiva relatan, “sentía que no aprendía lo suficiente” (hombre, 23) y “mi cerebro no entendía los temas” (hombre, 20).
En cuanto a la carencia de contacto y relación, un muchacho de 19 años afirma, “me sentía aislado y sentía ansiedad al no poder conectar con mis compañeros” y una chica de 21 añade, “necesitaba convivir más”, por lo que esto afectó al aprendizaje, además de ser un problema importante por sí mismo: “sentí que no aprendía y me faltaba la convivencia” (mujer, 22); “haberme aislado de mis amigos fue complicado y me distraía fácilmente” (hombre, 22). Una muchacha de 22 expresa, “extrañé las discusiones en persona y el intercambio de ideas con mis compañeros de clase durante las sesiones” y como resultado añade otra de la misma edad, “me aburría, prestaba poca atención, en conclusión, me disgustaba todo”. Las respuestas cambiaron del no gusto señalado en el anterior interrogante, al disgusto que aparece en éste.
También es evidente la imposibilidad de llevar a cabo las prácticas para algunas carreras tan necesarias, además de la carencia de espacios y circunstancias adecuadas en la vivienda y un internet satisfactorio, como ya se vio.
Una muchacha de 25 años dice, “no se pueden hacer prácticas de laboratorio, por lo cual no se puede aplicar lo aprendido”; otra de 20 expresa en el mismo sentido: “sentía que me faltaba la experiencia clínica directa que es fundamental”. Algunos comentarios más fueron: “en mi casa no hay un espacio adecuado para aprender” (mujer, 25); “los ruidos en mi casa no me permitían estudiar de una manera correcta” (mujer, 24) y “la mitad de la clase era para resolver problemas de señal” (mujer, 21). Como se observa las problemáticas e inconvenientes fueron varios, así como diversas las consecuencias: “mi salud mental se vio algo afectada por no poder convivir con más personas y tenía estrés por no entender del todo las clases” (mujer, 20). Es importante destacar la ansiedad o el estrés, quizás por la alerta de pandemia o tal vez por el encierro, el que sí está claro, como aquí se muestra, es el causado por las dificultades de aprendizaje y la falta de convivencia.
De forma mayoritaria la educación que se prefiere es la presencial (83 %). Eso sí, 12 % dicen preferir la mixta y 5 % la remota (cuadro 4). Por supuesto, hubo jóvenes que sí tenían condiciones materiales y mentales para adaptarse, incluso circunstancias que favorecían dicha preferencia, como más adelante se mostrará.
Aquí se pregunta sobre la mejor elección para el proceso de enseñanza-aprendizaje, y la mayoría declaran la presencial. En el siguiente interrogante se realiza la misma pregunta pero enfocada en sentirse bien, y la respuesta tiene una tendencia similar, la misma tendencia mayoritariamente. Esto es, tanto para el desarrollo académico como para el bienestar personal la respuesta es igual.
No solo para el proceso enseñanza-aprendizaje se considera mejor la presencial, como se vio, también para sentirse bien (74 %), algo básico en la educación y su correcto desenvolvimiento. De nuevo hay quien considera mejor la mixta (16.5 %) e incluso la remota (9.5 %). Nótese cierta diferencia en el sentido de que para el bienestar, tanto una como otra aumenta el porcentaje, por lo que su preferencia se trata de cuestiones personales más que educativas, mismas que se relatan en las respuestas sobre las características expuestas más adelante (cuadro 5).
Para ir cerrando este apartado, se insiste en la preferencia. Nuevamente la tendencia de opinión a esta oración incompleta, con objeto de centrar la respuesta, es la preferencia de la educación presencial (79.5 %) (cuadro 6), como cabría esperar tras todo lo expuesto en estas páginas.
Aunque no hay mucho que añadir cualitativamente a lo dicho con anterioridad, se traen a estas páginas algunos testimonios considerados interesantes, como “el trabajo presencial otorga una perspectiva realista” (hombre, 19), “es más agradable aprender y convivir” (hombre, 22), “necesito salir de casa, convivir con los compañeros y tener clases más didácticas” (mujer, 20), “tanto la calidad de la enseñanza como las relaciones son mejor” (mujer, 20), “mayores los aspectos de aprendizaje y de desarrollo personal” (mujer, 22), “a como funciona la UAM y mi vida es mejor para mi aprendizaje” (mujer, 22). En resumen: “porque puedo aprender más cosas y convivir con personas, ya que para el ser humano es fundamental ambas cosas” (hombre, 20).
Con objeto de ampliar y profundizar sobre el tema, en la encuesta se solicitó que se caracterizaran las modalidades educativas con cuestiones positivas y negativas de cada una de ellas. En concreto se pidió “Di tres características positivas/negativas de la educación remota/mixta/presencial”. Para su análisis se cuantificaron las respuestas y, con objeto de su presentación, se hicieron nubes de palabras con base en los campos semánticos organizados previamente, que agruparon palabras sinónimas o muy similares en significado. El tamaño de muestra de la encuesta es de 374 personas, las palabras solicitadas fueron tres en cada caso, con lo cual el total sería de 1 122 palabras, no obstante, no todo mundo respondió las tres solicitadas, hubo quien solo mencionó dos o una. La importancia de este ejercicio radica en la caracterización positiva y negativa de cada modalidad, lo cual se traduce en ventajas y desventajas, y equipara pros y contras, según cada quien.
En primer lugar, sobre las características positivas de la educación remota se obtuvieron 1 001 palabras, la diversidad fue muy amplia, no obstante si se toman en cuenta sólo los porcentajes mayores al 4 % se obtiene en los vocablos y significados más reiterados: 18 % administración de tiempo, 16 % ahorro de dinero, 9 % comodidad, 6 % descanso, 5.5 % sin movilidad, 5.5 % uso de tecnología, 4 % accesibilidad y 4 % mayor aprendizaje. El campo semántico se centra en lo práctico y material, tiempo y dinero, y en la comodidad de no moverse y emplear tecnología, incluso mencionan el descanso que esto posibilita, el menor estrés y la seguridad al no tener que salir de casa, todo ello también desde su sentido personal (figura 1).
Sobre esta misma modalidad, ahora en cuanto a la caracterización negativa, sobresalen entre las 942 palabras obtenidas: las distracciones (14.5 %), el poco aprendizaje (14.5 %), problemas de conexión (13 %), sin contacto social (10.5 %), desinterés (6.5 %), sin prácticas (6.5 %) —esto último referido a las prácticas de algunas carreras—, falta de recursos (6 %) —tecnológicos se entiende—, más trabajo (4 %) y afecta la salud mental (4 %). Otros términos expresados y relacionados con lo anterior son: aburrido, tedioso, cansado, desmotivado, estresante, sin comunicación, problemas con el profesorado. Aquí se observa que lo negativo tiene que ver directamente con el aprendizaje deficiente, además de por cuestiones de desinterés, distracciones o deficiencia de prácticas, todo esto incluido en la órbita del aprendizaje. Otro campo semántico importante es la insuficiencia de relación o contacto social. Un tercer asunto mencionado son los problemas de conexión. En este orden de ideas, por una parte aparece lo cognitivo en el sentido de no aprendizaje o aprendizaje limitado, y por otra, lo social con la limitación de falta de convivencia y con algunas cuestiones relacionadas con la salud mental, además de la falta de conexión y, en su caso, de recursos. Lo académico, social, material y emocional se aúnan y concatenan en esta caracterización (figura 2).
En cuanto a la caracterización de la educación mixta, ésta reúne vocablos adjudicados a la remota y también a la presencial, ya que al tratarse de una modalidad híbrida las conjuga. Sobre las positivas y entre las 875 palabras expresadas, 15 % apuntan al tiempo —más tiempo personal, ahorro de tiempo de traslados, etcétera—, 10.5 % señalan el ahorro de dinero —en el sentido de no tener gastos de traslados, alimentos, copias, etcétera—, y 5.5 % apuntan la definición de la modalidad, esto es, que combina la presencial y la digital (figura 3).
Respecto a las características negativas se recaban 727 palabras: 8.5 % señalan aprendizaje limitado, 8.5 % apuntan horarios confusos, 7.5 % tiempo perdido y 6 % gasto económico (figura 4).
Sobre el tercer tipo, la educación presencial, se expusieron 952 palabras a modo de características positivas. Entre su diversidad aparece: 12.5 % el aprendizaje más completo, 11 % la convivencia, 7.5 % las prácticas, 7 % salud, 7 % la interacción, 7 % aprovechamiento de instalaciones, 6.5 % la atención, y 4 % la comunicación, además de acceso a laboratorios, entendimiento, comprensión, concentración, dinamismo, fácil, contacto con profesores, resolución de dudas, retroalimentación, etcétera. Como se observa, un buen número de palabras componen el campo semántico de expresiones positivas sobre el aprendizaje, de forma directa con la palabra explícita o indirecta por medio de otros vocablos. Otro grupo se centra en la convivencia e interacción en general, se entiende de la relación interpersonal, además de la parte material, como son prácticas, laboratorios e instalaciones en general. Así que lo positivo es el mejor aprendizaje y el cubrir la necesidad de interacción y convivencia; también aparece la salud como algo destacable (figura 5).
Las características negativas sumaron en total 817 palabras, 23 % se centran en el gasto económico, 18 % en el tiempo y 11.5 % en el traslado. Lo anterior es la parte que no gusta o conviene, es el reverso de lo positivo en la educación remota, como se vio con anterioridad, de forma mayoritaria y contundente. Luego aparece también el cansancio, desgaste físico, el estrés, las distracciones, el horario complicado y el riesgo —por el traslado—, así también lo personal, material y físico y junto a la salud, son las cuestiones destacadas en esta caracterización (figura 6).
Como se observa y en resumen, hay una clara contraposición entre la modalidad remota y la presencial, no solo se prefiere la última, como se vio en el apartado anterior, sino que en algunas cuestiones la caracterización positiva de una es la negativa de la otra. Si la primera ofrece ventajas más personales, materiales, prácticas y de comodidad —a veces también la salud física—, la segunda favorece lo intelectual con el aprendizaje más completo y lo social con la convivencia e interacción —no solo para un mejor aprendizaje, sino para sentirse bien y mantener el equilibrio emocional—, con las consecuencias satisfactorias para la salud mental en este caso.
La interrogante final de la encuesta fue si se tenía alguna propuesta para la UAM/X sobre los tipos de educación en el futuro, para la cual hubo mucha participación en la respuesta. Se resumen algunas tendencias semánticas expuestas en los testimonios que pueden resultar de interés para ésta y otras comunidades de educación superior, sus proyectos y su desarrollo sobre el tema en la actualidad o en el porvenir no muy lejano.
Un joven de 19 años dijo “mi propuesta sería que debe cambiar ligeramente el modelo de enseñanza, expandirlo a nuevas estrategias para que sea más fácil para los alumnos entender y para los maestros enseñar”. Hubo quien señaló la mejora de la educación remota “mejorar la educación on line hacia el futuro” (hombre, 19) y quien se focalizó en los profesores: “mejorar la calidad de los profesores” (hombre, 20), y es que “los docentes deben irse actualizando” (hombre, 21); en resumen “mejores profesores y más capacitados para clases en línea” (hombre, 23). También un grupo apuntó las bondades de la educación mixta en el sentido de adecuarla “para aquellos con dificultad de tiempo” (hombre, 20) o para “los alumnos trabajadores” (hombre, 23), “y sería buena para los foráneos”. De hecho, que sea “presencial o mixta según para lo que se requiera” (mujer, 20), pues “la modalidad mixta ayudaría en ciertos casos” (mujer, 20); además, “mixta y que abarque los fines de semana” (mujer, 20), y es que “se deben diseñar los cursos de manera que combinen sesiones presenciales donde se realicen actividades prácticas, con sesiones a distancia que permitan el estudio teórico, la investigación y la participación de actividades en línea” (hombre, 22); en definitiva, “implementar un enfoque híbrido que combine la educación presencial y a distancia de manera equilibrada” (mujer, 23). Hubo quien propuso directamente “habilitar una opción de tomar clases o carreras exclusivamente en línea” (hombre, 25), “que ya sea en línea para aprovechar el conocimiento y la tecnología” (mujer, 23). Además de quienes señalaron la importancia de “poder elegir el tipo de enseñanza aprendizaje” (hombre, 22) y un “sistema y proceso flexible para todo tipo de estudiante” (mujer, 22). Si bien la mayoría insistió: “a mí me parece adecuada seguir con la modalidad presencial” (mujer, 20), “por ahora no tengo, para mí siempre será mejor presencial” (hombre, 19).
En conclusión como algunos autores se plantean y como se mencionó en la introducción, la explosión del aprendizaje remoto, de forma primitiva y con calidad dudosa, afectó las percepciones y actitudes de esta modalidad digital entre el alumnado y el profesorado, y este “empujón” pudo darse en el sentido de su mayor aceptación y también de su limitación, al no ser empleada en las mejores condiciones para su desarrollo pedagógico y eficiente (Lederman, 2020). El contexto es importante y también cómo se piensa, lo que es un hecho es que la educación a través de internet parece ir en aumento. Lo aquí revisado se dio en cierta coyuntura social, pero ésta tuvo lugar dentro de un proceso que ya estaba en marcha, aunque a un ritmo más gradual y lento, y acondicionando recursos y posibilidades.
Para ir cerrando el texto, y salvando todas las distancias de nivel educativo y de tipo de modalidad, se presenta un estudio en diferentes planteles de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH), resume ventajas y desventajas de la educación en línea que ellos implementaron en su momento (cuadro 7).
Algunos resultados, como puede verse, son comparables con la investigación que aquí se expone. En el sentido de las ventajas, por ejemplo: el ahorro de gasto en transporte y comida, la mayor comodidad, la mejor gestión del tiempo, la convivencia familiar, el descansar más, así como, produce autonomía del alumnado en su proceso educativo. Y en cuanto a las desventajas: no se aprende bien, no se entiende, problemas de concentración, falta de atención, falta señal internet o problemas con los dispositivos, distracciones, ansiedad, estrés, mala comunicación, profesorado que no explica o no es claro, y lo ya dicho sobre que no gusta (Santana y Espinosa, 2022).
Volviendo a los hallazgos de este estudio, se está de acuerdo con el regreso a presencial, valorando el aprendizaje y la socialización en esta modalidad; no se sintió bien el periodo de educación remota, justo por lo contrario de lo anterior; tanto para el proceso de enseñanza-aprendizaje como para sentirse bien se considera mejor la presencial, un poco más para lo primero que para lo segundo; la preferencia es siempre la presencial. En cuanto a la caracterización de los modelos educativos se presenta un cuadro resumen de campos semánticos y tendencias de opinión generales. En él es fácil comprobar cómo lo positivo en la remota es lo negativo en la presencial —gasto de tiempo y dinero—, y lo positivo en la presencial es lo negativo en la remota —aprendizaje, prácticas, convivencia e interacción social, además de la salud—. En cuanto a la mixta, al combinar las otras dos se aprende y convive limitadamente, pero se pueden realizar prácticas, a la vez que se ahorra tiempo y dinero, entre otras cosas (cuadro 8). Cabe mencionar la posibilidad de que tal vez con mayor organización y en un contexto no abrupto, confuso y adverso, esta última modalidad hubiera sido mejor apreciada.
La evolución hacia el aumento de la educación a través de las nuevas tecnologías es imparable, con lo positivo y negativo que esto comporta. Es muy útil cuando las distancias geográficas son grandes y la multitud de actividades se incrementan, por ejemplo, pero no tan benéfica si no permite un aprendizaje satisfactorio y completo, el contacto humano y la interrelación social, entre otras cosas. Hay que recordar el modelo pedagógico de este centro de estudios, definido en la introducción (UAM, 2004), pues ahora, a la luz de los resultados obtenidos, parece obvio que concuerda con los aspectos de la educación presencial por muy diversas razones teóricas y prácticas, algunas de las cuales se expresaron claramente en los relatos recabados a lo largo de estas páginas.
Los organismos internacionales, los gobiernos de los países, las autoridades educativas, instituciones y actores protagonistas tienen sus planes y aplican sus políticas, así también el estudiantado posee sus memorias y expectativas con base a la vivencia y experiencia directa al haber transitado por los modelos y tipos educativos, que es sobre lo que en estas páginas se ha dado testimonio, en cifras y tendencias de sentires y opiniones, y en relatos y transcripciones de sus valoraciones significativas expuestas y explicadas, dando significado con el relato cualitativo al dato cuantitativo.
El esfuerzo de adaptación a las circunstancias realizado por la comunidad “uamera” —estudiantes, academia, administración— con objeto de buscar soluciones y proseguir con el aprendizaje, ha de ser reconocido y valorado, como se hace en una evaluación, la misma que expone la necesidad e importancia de la conectividad hacia el futuro (PEER, 2020b). No obstante, ante la encrucijada actual del mundo que cambia vertiginosamente bien vale la pena, como al inicio de este trabajo se mencionó, pararse a reflexionar sobre el tema y la importancia de la educación presencial, sin negar la complementariedad con otros modelos, pero sí subrayando que la convivencia y el intercambio son fundamentales, como los resultados de la encuesta aquí abordada señalan y según el testimonio estudiantil recabado, no solo para el buen aprendizaje sino para la salud mental y emocional del humano.
El contacto y lo relacional parecen una necesidad humana de primer orden (Maslow, 1982; Perls et al., 2006; Robine, 2005) y el tipo de educación presencial es considerada fundamental en el proceso de enseñanza aprendizaje, donde el pensar, el sentir y el hacer caminan en paralelo y precisan un proceso de confraternización. Y es que el mundo afectivo es básico para el desarrollo cognitivo y comportamental en la educación (Casassus, 2009; Smith, 2017), y qué mejor que la presencialidad para ello. Aunque como ya varias voces parecen expresar, esto se contrapone con las tendencias mundiales, y quizás hacia el porvenir, con recursos, tiempos y condiciones adaptadas, la modalidad mixta sería no solo mejor acogida que lo que muestran los hallazgos de esta investigación, sino mejor aprovechada y adecuada, y acorde con los avances y desarrollos tecnológicos de nuestros días.
*Ana-María Fernández-Poncela
Mexicana. Doctorado en Antropología, Universidad de Barcelona, España. Profesora Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México. Temas de investigación: emociones y educación, cultura popular, cultura política. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3080-212X. fpam1721@correo.xoc.unam.mx Regresar
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