El objetivo de este artículo fue identificar la relación entre factores de riesgo psicosocial y salud en trabajadores universitarios. Para ello, se realizó una revisión sistemática de artículos publicados entre 2015 y 2021 en bases de datos indexadas. Entre los resultados se encontró que el estrés se relacionó negativamente con exigencias psicológicas, compensaciones, doble presencia y acoso laboral. Las demandas psicológicas se relacionaron positivamente con la fatiga emocional, al igual que los esfuerzos e inseguridad con síntomas psicosomáticos. El nivel de riesgo global fue de bajo hasta muy alto. Se presentan hallazgos divergentes, es necesario profundizar el análisis, cubrir la escasez de trabajos mexicanos durante la pandemia de COVID-19 y desarrollar estudios longitudinales.
Palabras clave: factores psicosociales, salud, trabajadores, universidades, México.
O objetivo deste artigo foi identificar a relação entre fatores de risco psicossocial e saúde nos trabalhadores universitários. Para isso, foi realizada uma revisão sistemática dos artigos publicados entre 2015 e 2021 em bancos de dados indexados. Entre os resultados, verificou-se que o estresse estava negativamente relacionado com exigências psicológicas, compensação, dupla presença e assédio no local de trabalho. As demandas psicológicas estavam positivamente relacionadas à fadiga emocional, assim como os esforços e a insegurança com sintomas psicossomáticos. O nível de risco geral foi baixo a muito alto. São apresentados descobrimentos divergentes, é necessário aprofundar a análise, cobrir a escassez de empregos mexicanos durante a pandemia COVID-19 e desenvolver estudos longitudinais.
Palavras chave: fatores psicossociais, saúde, trabalhadores, universidades, México.
This article has as purpose to identify the connection between psychosocial risk factors and health in university workers. To do so, a systematic review of articles published between 2015 and 2021 in indexed databases was conducted. Among the results, the authors found that stress was negatively related to psychological demands, compensation, double presence and workplace harassment. Psychological demands were positively related to emotional fatigue, in the same way as strains and insecurity were associated to psychosomatic symptoms. The overall risk level ranged from low to very high. The article presents divergent results and underlines the need to deepen the analysis, to address the shortage of Mexican works during the COVID-19 pandemic and to develop longitudinal studies.
Keywords: psychosocial factors, health, workers, universities, Mexico.
“El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr, es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política, o condición económica, o social” (World Health Organization (WHO), 2017: 1). El derecho a la salud significa que las personas deben tener acceso a los servicios de salud, sin dificultades económicas y sin verse condicionadas por otros derechos humanos fundamentales, como el acceso al agua potable y el saneamiento, alimentos nutritivos, una vivienda digna, educación y condiciones de trabajo seguras (WHO, 2017). Al respecto de las condiciones de trabajo seguras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta el trabajo decente y el impulso económico, como uno de los objetivos del desarrollo sostenible y considera entre sus metas para el año 2030 proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos (United Nations Development Program (UNDP), 2020).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2020a) menciona que el trabajo decente es el impulso para el desarrollo sostenible y para lograrlo, en el rubro de seguridad y salud en el trabajo (SST) destaca la necesidad de generar una cultura de prevención que respete el derecho a un ambiente de trabajo seguro y saludable. Para generar una cultura de salud y seguridad en las organizaciones se requiere del compromiso de empleadores y empleados, así como de políticas públicas que incentiven y refuercen el derecho a la salud en el trabajo en una amplia variedad de riesgos a los que se ven expuestos los trabajadores en el ejercicio de sus deberes. En este sentido, la aparición del virus COVID-19, enfrentó a los trabajadores de todos los sectores a riesgos derivados de nuevas prácticas y procedimientos de trabajo para frenar la propagación del virus: controles administrativos y de ingeniería, trabajo desde casa, uso de equipo de protección personal, desinfección continua. Estas medidas coadyuvaron a disminuir los contagios pero trajeron nuevos riesgos en materia de SST, incluidos riesgos químicos, ergonómicos y psicosociales (International Labour Organization (ILO), 2021), de ellos, los factores de riesgo psicosocial (FRPS) se han vinculado a la generación de estrés y con ello a las consecuencias negativas en la salud, el bienestar y la calidad de vida (Anaya et al., 2017).
Caplan et al. (1975) refieren que el estrés laboral resulta de las características amenazantes del ambiente del trabajo, las demandas que el individuo no es capaz de cumplir, o los insuficientes suministros para cubrir sus necesidades. Bajo esta premisa, el ambiente físico, social y cultural influiría en la percepción de los recursos y de las demandas del trabajo, influenciados a su vez por la personalidad, el ajuste persona-ambiente y el apoyo social. Antes, Lazarus (1974) considera el papel neuroendocrino del estrés y postula que una característica de las emociones de estrés es el afrontamiento o autorregulación, que dependen de la valoración cognitiva de la persona
Posteriormente la OMS y la OIT publicaron el informe sobre factores psicosociales en el trabajo (FPT), naturaleza, incidencia y prevención (Comité Mixto OIT-OMS, 1984) definiéndolos como el conjunto de percepciones y experiencias del trabajador, algunos relacionados con él mismo, otros con las condiciones y el medio ambiente de trabajo y otros más con las influencias económicas y sociales, ajenas al centro de trabajo pero que pueden repercutir en el individuo de manera positiva o adversa. Cabe señalar que a diferencia de los FPT, los factores psicosociales de riesgo o FRPS son las condiciones psicosociales del trabajo con la posibilidad de dañar la salud y el bienestar, por otra parte, los riesgos psicosociales (RPS) son situaciones que ya han causado efectos negativos a la salud (Moreno, 2011).
A partir de modelos precursores sobre el estrés laboral se han desarrollado instrumentos para la evaluación de los FRPS. El más utilizado es el Copenhagen Psychosocial Questionnaire tercera versión (COPSOQ III), de Burr et al. (2019).
La presencia de estrés en el trabajo ha sido particularmente relacionada con algunas ocupaciones como las asistenciales, las de la salud (ILO, 2016) y la educación, de ellas, la docencia se considera una actividad altamente estresante, debido a las demandas psicológicas y la sobrecarga de trabajo (Molero et al., 2019), vinculada al contexto sociopolítico internacional, que ha conducido a la enseñanza de ser una actividad a la que se llegaba y permanecía por vocación, a una que hoy en día está enfocada en el alcance de metas de calidad y productividad, ligadas a las percepciones y al desarrollo de carrera (García et al., 2016; Gómez et al., 2019). Las métricas de excelencia y desempeño en la educación universitaria aparecen en la declaración de Bolonia de 1999, donde la Unión Europea (UE) plantea la formación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) para desarrollar un modelo de universidad que favoreciera el desarrollo de profesionales capacitados para insertarse en un mercado laboral global y cambiante; así el EEES fue la clave para proporcionar una formación que fomentara la calidad, la diversidad y la competitividad; sin embargo, la mercantilización y la gestión de las universidades, que enfatiza el rendimiento, la competitividad y los rankings impacta negativamente a los académicos y a la investigación (Alonso-Sáez y Arandia-Loroño, 2017).
En concordancia con las modificaciones a la educación universitaria en el contexto mundial, en México en 2020, el Programa Sectorial de Educación 2020-2024 (Diario Oficial de la Federación (DOF), 2020) estableció entre sus objetivos el incremento a la matrícula; el aprovechamiento de la capacidad instalada; la disminución de la deserción; la creación de nuevos programas académicos; la ampliación de la oferta educativa; la vinculación con los sectores productivos y sociales; la gestión del cambio a un modelo educativo más innovador; el impulso a la excelencia; la acreditación con entidades independientes, y el desarrollo de un programa de promoción basado en incentivos. Lo anterior denota los esfuerzos de las políticas públicas por impulsar el derecho a la educación y favorecer la empleabilidad de los egresados, para coadyuvar a mejorar la calidad de vida de las comunidades; no obstante, representa una presión laboral sobre el colectivo de trabajadores al servicio de la educación universitaria.
Resulta entonces comprensible que la sobrecarga de trabajo, la doble presencia, el apoyo social, las demandas psicológicas, la inestabilidad en el empleo y las compensaciones sean FRPS que se agudicen entre los docentes universitarios, asociándose con alteraciones a la salud física y psicológica (Villamar et al., 2019), sin embargo, estos FRPS no afectan exclusivamente a los profesores, pues en el personal de apoyo educativo (directivos, trabajadores administrativos, responsables de las tecnologías de la información y de servicios) se han encontrado niveles medios de estrés, que en ausencia de acciones preventivas pueden pasar al nivel alto (Paniagua, 2016)..
A lo anterior se suman los FRPS emergentes como el teletrabajo, que se volvió mandatorio mundialmente para la educación debido a la pandemia de COVID-19 (OIT, 2020b). En México, la jornada nacional de sana distancia para disminuir la movilidad y con ello los contagios, obligó a las universidades a continuar las actividades administrativas, académicas, de investigación y difusión a través de plataformas tecnológicas durante un periodo que se extendió para algunas instituciones casi por dos años (Gobierno de México, 2020; Secretaria de Educación Pública (SEP), 2022; Subsecretaría de Educación Superior, 2020). Con esta modalidad, en la que cualquier momento es adecuado para trabajar, las extensas jornadas son más comunes, pues la disponibilidad de la telecomunicación permite que el trabajador esté accesible en “cualquier tiempo y lugar” (Eurofound e ILO, 2017: 2).
En esta condición de emergencia sanitaria sin precedentes en cuanto a tiempo y espacio, muchos profesores ingresaron a las aulas virtuales sin estar preparados. La urgencia por pasar a la teleeducación no permitió el tiempo adecuado para aprender y adaptarse, gestionar los espacios de trabajo y las clases virtuales. Para algunos profesores, a estos retos se sumaron sus responsabilidades como cuidadores y la falta de acceso a la tecnología, infraestructura y equipo (OIT, 2020b). Ante estas condiciones que orientan a necesidades especiales para los trabajadores de la educación durante la pandemia por COVID-19, aún pocos estudios han considerado los FRPS en los empleados universitarios. Una revisión sistemática sobre el impacto de los FRPS en la salud de los trabajadores durante la pandemia, mostró que de 51 artículos, uno se enfocó en trabajadores universitarios (Lulli et al., 2021). Un estudio realizado en universidades privadas reveló que el apoyo del supervisor disminuyó la incertidumbre percibida, lo que a su vez redujo la fatiga emocional, pero el efecto protector sólo se presentó en organizaciones con baja intransigencia (Charoensukmongkol y Phungsoonthorn, 2020). En otro caso, la falta de reconocimiento y sentido de comunidad, así como el burnout, el estrés y los síntomas depresivos fueron peores en la muestra de estudio comparado con los resultados normativos del país. Las demandas cuantitativas y emocionales, y el conflicto trabajo-vida empeoraron desde las restricciones debidas a la COVID-19; las mujeres en el papel de cuidadoras tuvieron más probabilidad de experimentar mayores demandas laborales, disminución de la salud y el bienestar; para los hombres, el rol de cuidadores empeoró las relaciones con sus supervisores (Mckee et al., 2021).
De lo anteriormente expuesto, surge la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuáles son los principales FRPS y las consecuencias a la salud en los trabajadores de universidades documentados en la literatura reciente a nivel mundial? Para dar respuesta, se plantea como objetivo identificar la relación entre FRPS y la salud en trabajadores universitarios.
Se condujo una revisión sistemática mediante la metodología PRISMA “Preferred Reporting Items for Systematic reviews and Meta-Analyses” (Page et al., 2021), en el periodo de julio a septiembre de 2020, actualizada en el mes de marzo de 2021. La búsqueda se efectuó de forma simultánea e independiente por las investigadoras, en bases de datos de acceso libre para las autoras: Scopus, Science Direct, Web of Science, EBSCO Host y Google Académico; de esta última, que aportó el mayor número de registros, se consideraron los primeros 200 en orden de relevancia. No se presentaron discrepancias. Los criterios de inclusión fueron: artículos científicos originales y de acceso libre publicados de 2015 a 2021, que incluyeran en el título, resumen y/o palabras clave los términos en inglés y español "psychosocial factors", "psychosocial risk", "health", "occupational health", "health related quality of life", "teachers", "professors", "staff", "employees”, "workers", "university", “faculty", "higher education institution", "college" y "academy". Las palabras se combinaron utilizando los operadores Boleanos “OR” y “AND”.
Los criterios de exclusión fueron: artículos no relacionados con FRPS de origen laboral; los efectuados en poblaciones diferentes a trabajadores del sector educativo; aquellos en que la población de estudio fueran empleados no universitarios (primarias, secundarias y/o preparatorias); estudios cuyo propósito era el diseño, validación y/o adaptación de instrumentos de medición para FRPS; publicaciones distintas a artículos científicos (libros, capítulos de libros, tesis y conferencias), así como los que obtuvieran un puntaje menor a 12 de un total de 22 puntos posibles, al ser evaluados mediante la lista de verificación de la Declaración STROBE “Strenghtening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology” (Vandenbroucke et al., 2009). En la fase de idoneidad las investigadoras se ajustaron a los criterios de inclusión y exclusión acordando lo necesario derivado del objetivo de la investigación y la población de interés. El análisis de los resultados incluyó el país de origen de los estudios, el tipo de diseño, los instrumentos de evaluación, los hallazgos y las recomendaciones de los autores, lo que permitió identificar la relación entre los FRPS y la salud considerando el diseño del estudio, el contexto, las fortalezas y las limitaciones.
La búsqueda arrojó 18 547 registros, se eliminaron 35 citas duplicadas y 18 037 de la base de datos Google Académico dando un total de 475 registros (véase figura 1). Aplicados los criterios de inclusión se eliminaron 436 registros y tras la revisión del resumen, se obtuvieron 39 artículos idóneos para la lectura completa. De los 39 estudios, se excluyeron 18, seis debido a que se efectuaron en trabajadores de la educación diferente a la universitaria, siete que no analizaron los FRPS, tres que no identificaron variables de salud y dos más porque se trataban de la construcción y validación de instrumentos de medición; finalmente 21 artículos fueron elegidos para su análisis cualitativo, siete aparecieron en dos de las bases de datos y uno en las cinco bases de datos consultadas.
La tabla 1 sintetiza los relevantes metodológicos y contextuales en que se efectuaron las investigaciones y que son determinantes en los resultados; se incluye el tipo de diseño, la selección y tamaño de la muestra, el periodo de recolección de datos y el tipo de financiamiento de la universidad de estudio, finalmente una columna de observaciones enfatiza desafíos metodológicos reportados por los autores y el contexto mundial, regional o interno por el que atraviesan las universidades.
La tabla 1 revela que el 80.9% (17) son estudios transversales (artículos 1, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20), el artículo 15 referido como mixto solo reportó los resultados cuantitativos. En los artículos 2 y 4 se utilizó un diseño cualitativo (9.5%); se incluyó una revisión sistemática (artículo 9) y un estudio de diseño longitudinal (artículo 21).
Como se observa en la tabla 1, cinco estudios incluyeron al personal académico y no académico (artículos 10, 14, 17, 19, 21), tres de ellos (artículos 10, 17, 19) distinguen entre personal docente y no docente. De acuerdo con el tipo de financiamiento, nueve casos (artículos 1, 4, 5, 6, 11, 15, 17, 18, 20) reportan si el estudio fue realizado en instituciones públicas, privadas o ambas, pero sólo en dos se compararon los resultados en función del financiamiento (artículos 11 y 15). Para el caso de la selección de la muestra, el 23.8% (5) utilizó una metodología probabilística (artículos 1, 3, 16, 17, 18), el resto fue por conveniencia. El periodo de recolección de datos se documentó en el 38% (8) de los casos (artículos 1, 10, 11, 17, 18, 19, 20, 21), siendo un periodo amplio entre el 2009 y el 2018; de los artículos analizados bajo los criterios de selección ninguno se realizó durante la pandemia por COVID-19, así mismo se observa que en el 38% (8) los investigadores contextualizaron sus estudios en los cambios en la gestión de la educación superior debido a políticas internacionales y hacia el interior de los países que han impactado negativamente en la salud, sólo el 19% (4) ubicó sus estudios en normativas de SST que impulsan la identificación, prevención y control de los FRPS. Un caso exploró los FRPS y su relación con la salud durante cambios al interior de la organización.
En la tabla 2 se describen los instrumentos para la evaluación de los FRPS, mismos que determinan la orientación teórica de los investigadores, así como los principales resultados y recomendaciones, algunas de origen metodológico, otras son prácticas, y algunos ofrecen sugerencias para avanzar en aspectos teóricos sobre los FRPS.
El CoPsoQ-ISTAS 21, el instrumento más utilizado para la evaluación de FRPS
La tabla 2 destaca que el CoPsoQ, en su adaptación española, CoPsoQ-ISTAS 21, así como en su adaptación chilena, SUSESO-ISTAS 21, fue el instrumento más utilizado (artículos 8, 11, 12, 16, 17, 18, 20). Se trata de una adaptación del CoPsoQ validado por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de España (ISTAS) (Moncada et al., 2014).
La tabla 2 muestra los principales resultados en la relación entre los FRPS y la salud de los trabajadores universitarios en estudios realizados antes de la pandemia por COVID-19. En orden de relevancia los FRPS más mencionados fueron el apoyo social, la calidad de las relaciones, la interacción social y la relación con los jefes (artículos 3, 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 15, 16, 17, 20, 21); la autonomía, la latitud de decisiones, el margen de acción-control y la influencia en el trabajo (artículos 2, 5, 7, 10, 13, 14, 15, 17, 20, 21); las condiciones del ambiente y las condiciones físicas (artículos 1, 3, 5, 6, 7, 8, 14); el desarrollo de carrera, la promoción y las oportunidades (artículos 3, 6, 7, 10, 16, 17); la estabilidad y la inseguridad en el empleo (artículos 5, 12, 15, 16, 17, 18); la interferencia trabajo-vida/familia y doble presencia (artículos 5, 7, 11, 16, 17, 20); las demandas y exigencias psicológicas (artículos 11, 12, 13, 15, 16); la carga laboral, el ritmo de trabajo y la presión del tiempo (artículos 2, 3, 5, 7, 10, 17); las demandas del trabajo (artículos 8, 14, 20, 21); la ambigüedad y el conflicto de rol (artículos 2, 7, 10, 17); el acoso psicológico, el acoso laboral y la violencia (artículos 3, 5, 6, 14); el desarrollo de competencias y el uso de habilidades (artículos 5, 11, 15, 20); el salario, las remuneraciones, las compensaciones y las recompensas (artículos 1, 3, 11, 19).
Con menos menciones aparecieron: la sobrecarga y las exigencias emocionales (artículos 2, 4, 17); el trabajo activo (artículos 11, 12, 16); aspectos organizacionales (artículos 3, 7, 20); liderazgo (artículos 5, 11, 16); teletrabajo ( artículos 2, 4, 20); periodos de descanso/recuperación (artículos 2, 5, 20); el contenido y características de la tarea (artículos 3, 8); el esfuerzo (artículos 15, 19); el reconocimiento social (artículos 2 y 17); cambios en las tareas (artículos 10 y 20); la estima (artículos 12 y 16) y el sobrecompromiso (artículos 15 y 19). Otros FRPS estudiados fueron: la complejidad de la información, demandas de atención, falta de agendas, sobrecarga mental cuantitativa y subcarga cualitativa, horarios de trabajo, el papel del académico, la tensión laboral, la estabilidad emocional, exigencias laborales, la organización del trabajo, la adicción al trabajo, el aislamiento, la voz, la confianza vertical, la previsibilidad, los sentimientos de grupo, la justicia y el sentido del trabajo (artículos 2, 3, 4, 5, 7, 10, 15, 17).
Entre las alteraciones de salud resultado de la exposición a FRPS se encontraron: el estrés relacionado con el trabajo (artículos 1, 6, 11, 20); la autopercepción del estado de salud general (artículos 3, 7, 15, 19 y 20 ); las escalas de salud del CoPsoQ-ISTAS 21: salud general, salud mental, vitalidad y estrés (artículos 11, 16, 17, 18); el síndrome de burnout (artículos 10 y 13); síntomas musculoesqueléticos (SME) (artículos 8 y 19); la salud física y mental (artículo 7); alteraciones del sueño (artículo 4); la ansiedad y la agresión (artículo 14).
El artículo 19, analizó la relación entre un marcador sérico, el sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S) con los FRPS y los SME. Otras variables fueron los rasgos de personalidad (artículo 7), el ausentismo (artículo 10) y la intención de abandonar el trabajo (artículo 13). En ocho de los 21 trabajos analizados se estableció una relación entre los FRPS y la salud de los trabajadores universitarios (artículos 1, 6, 8, 10, 11, 13, 15, 20), que se discuten más adelante.
En línea con el objetivo de identificar la relación entre los FRPS y salud en trabajadores universitarios se encontró que una de las variables de salud más estudiada, el estrés, se relacionó con el trabajo y las condiciones ambientales (tipo y cantidad de tareas, horas de trabajo, ambiente físico, bienestar e inseguridad en el empleo) (Kaewanuchit et al., 2015), así como con el acoso laboral (Malik et al., 2017), las exigencias psicológicas, las compensaciones, la doble presencia y el trabajo activo (Tacca y Tacca, 2019). El estrés se relacionó negativamente con la promoción y el desarrollo, buenas condiciones de trabajo y apoyo social (Malik et al., 2017; Tacca y Tacca, 2019), aunque también se reportó que el apoyo social no disminuyó significativamente las demandas psicológicas, el mismo estudio menciona que los índices más altos de estrés se relacionaron con la organización del trabajo y conflictos laborales, pero sólo entre académicos que teletrabajan varias veces por semana (Heiden et al., 2020).
Las personas que informaron síntomas musculoesqueléticos (SME) en la región cervical puntuaron más bajo en el contenido del trabajo y las personas con trabajos menos exigentes fueron más susceptibles a padecer SME (Collins y O’sullivan, 2015); en contraposición no se encontró relación entre los niveles de Sulfato dehidroepiandrosterona sérica (DHEA-S) y las dimensiones de esfuerzo-recompensa, desequilibrio y sobrecompromiso, ni con la salud general (Marinelli et al., 2017). Schouteten (2017) reportó que las características del trabajo (demandas-recursos) no tienen un efecto directo en el ausentismo como indicador de salud, pero pudiera existir un efecto indirecto a través de la capacidad para el trabajo y el burnout, de tal forma que los trabajadores con alto desgaste emocional se ausentan por más tiempo o con más frecuencia; en concordancia de los componentes del burnout, la fatiga emocional se relacionó de forma positiva y significativa con las demandas psicológicas y de forma negativa con el apoyo social; la decisión de latitud se relacionó positivamente con el logro personal (Knani et al., 2018); en comparación, durante la pandemia se observó que el apoyo del líder no se relacionó directamente con la fatiga emocional. Así mismo, se encontró que a mayor control del trabajo menos síntomas psicosomáticos, a mayor percepción de esfuerzos e inseguridad laboral se incrementó la percepción de síntomas psicosomáticos; la depresión fue explicada por el control y el sobrecompromiso (Gómez et al., 2019). La multiplicidad de FRPS estudiados deriva de diversas teorías de la relación entre éstos y la salud, que postulan que el estrés laboral es un promotor de alteraciones físicas, psicológicas, sociales y pobre desempeño organizacional (Caplan et al., 1975) como lo muestran los estudios empíricos.
La revisión evidenció además que el personal docente de universidades alrededor del mundo está siendo afectado por esta diversidad de FRPS que se han exacerbado con el paso del tiempo, causando deterioro en la salud y afectando la calidad de vida (Cladellas-Pros et al., 2018) a lo que se sumó la aparición de la pandemia por COVID-19 con la obligada y súbita instauración del teletrabajo/teleeducación (Gobierno de México, 2020; OIT, 2020b).
Los resultados previos a la pandemia no reflejan un consenso y aún son escasos para la población de trabajadores universitarios, lo que hace apremiante indagar sobre los FRPS que se agudizaron durante la pandemia y en el periodo pospandemia, que orienta a que la teleeducación universitaria será cada vez más generalizada. Por ejemplo, antes de la pandemia algunos autores reportaron niveles globales de FRPS entre bajos y medios (Acosta-Fernández et al., 2017; Gómez et al., 2019; Kaewanuchit et al., 2015; Villacreses y Ávila, 2020) lo que difiere de los resultados obtenidos por otros autores que encontraron niveles altos de FRPS (Heredia et al., 2018; Wray y Kinman, 2020); lo que puede tener relación con aspectos de las organizaciones educativas, como la cultura organizacional y el entorno social (Caplan et al., 1975).
Estudios antes y durante la pandemia coinciden en que las relaciones y apoyo social deficientes, demandas psicológicas, sobrecarga de trabajo e inestabilidad en el empleo son FRPS que afectan la salud del personal de universidades (Knani et al., 2018; Mckee et al., 2021; Tacca y Tacca, 2019; García et al., 2016; Seijas-Solano, 2019), todos ellos relacionados con los cambios en la gestión de la educación como el incremento de la matrícula, reducción de presupuestos, disminución de contratos indefinidos ligados al desempeño y más contrataciones temporales; en este sentido, los docentes con contratos temporales presentaron mayores correlaciones entre las exigencias psicológicas y el estrés (fatiga, dificultad para conciliar el sueño y cefalea) de predominio en las mujeres, quienes además presentan peor estado de salud general y menor satisfacción (Cladellas-Pros et al., 2018; Gómez et al., 2019; Tacca y Tacca, 2019). Los docentes con relaciones contractuales estables, se ven sobrepasados por las demandas laborales que les implica trabajar más horas, con el consecuente incremento de estrés (Cladellas-Pros et al., 2018). Al respecto, Gómez et al. (2019), hacen énfasis en la diversidad de tareas que realizan los profesores latinoamericanos: docencia, investigación, consultoría y gestión.
Los FRPS, en particular las exigencias laborales y condiciones en el lugar de trabajo, se asociaron con alta probabilidad de presentar situaciones de violencia y acoso psicológico (Acosta-Fernández et al., 2017). La sobrecarga laboral aunada a la inestabilidad en el empleo ha sido una constante en los estudios analizados y parece acompañarse por el conflicto trabajo-familia, pues en el intento de cumplir con mayores demandas, los docentes emplean tiempo adicional a su jornada de trabajo, interfiriendo con el descanso o el tiempo familiar (García et al., 2016; Seijas-Solano, 2019), esto es particularmente notable en los docentes que realizan teletrabajo, pues en el trabajo en casa la separación entre la vida familiar y laboral se difumina; en línea con estos hallazgos, en el contexto de la pandemia por COVID-19 se encontró que las demandas laborales, así como el conflicto trabajo-familia incrementaron los síntomas depresivos, el estrés y el burnout (Mckee et al., 2021). Lo que se contrapone con los resultados de Heiden et al. (2020) antes de la pandemia, que refieren no haber encontrado relación significativa entre el teletrabajo y el equilibrio trabajo-vida.
En el mismo tenor, el conflicto trabajo-familia pudiera tener una connotación de género, aunque los resultados parecen ser contrarios; Tacca y Tacca (2019) no encontraron diferencias significativas en la dimensión doble presencia entre hombres y mujeres; a lo que se suman encuestas recopiladas por la Eurofound e ILO (2017) que reportan resultados ambiguos: tanto mujeres como hombres teletrabajadores destinan tiempo libre para cumplir con las demandas laborales, sin embrago, durante la emergencia sanitaria se encontró mayor probabilidad de afectación a la salud en las mujeres trabajadoras universitarias laborando desde casa con el rol de cuidadoras (Mckee et al., 2021), lo que contrasta con hallazgos previos. Lo anterior destaca la importancia de profundizar en el teletrabajo como FRPS emergente, comparar resultados entre países desarrollados y en vías de desarrollo, conducir estudios en la era pospandemia con perspectiva de género, y evaluar los efectos a la salud con datos objetivos.
Las relaciones complicadas y el bajo apoyo social se han relacionado con incremento de sintomatología psicosomática, burnout, violencia y hostigamiento (Acosta-Fernández et al., 2017; Malik et al., 2017); en el estudio de Knani et al. (2018), el apoyo social presentó una relación inversa y significativa con el síndrome de burnout en la dimensión desgaste emocional, pero el apoyo en el lugar de trabajo no disminuyó significativamente la demanda psicológica, por lo que se deduce que no amortigua una gran carga de trabajo, de hecho, el peso de las demandas psicológicas fue casi del doble que el del apoyo social sobre el burnout; durante la pandemia, se reportó que el apoyo del líder disminuyó indirectamente la fatiga a través de la disminución de la percepción de incertidumbre, pero sólo cuando las organizaciones mostraron flexibilidad (Charoensukmongkol y Phungsoonthorn, 2020), ante estos hallazgos se hace necesario investigar el rol del apoyo social en el contexto de los trabajadores universitarios.
Las demandas psicológicas es uno de los FRPS más reconocidos en los trabajadores de la educación, pues la naturaleza de la profesión docente exige competencias, conocimientos y habilidades, realizar actividades administrativas y sujetarse a periodos cortos de entrega, lo que puede sobrecargar a los docentes con el consecuente aumento de estrés, burnout y alteraciones de salud (García et al., 2016; Knani et al., 2018; Mátó et al., 2021; Tacca y Tacca, 2019).
Aún no ha quedado clarificado si todos los empleados inmersos en el ambiente laboral universitario, docentes o no docentes, presentan diferencias en la percepción de FRPS o en su salud; al respecto, sólo se encontró que los trabajadores no docentes mostraban mayor ausentismo como medida del estado de salud, probablemente porque los docentes tienen una mayor flexibilidad laboral en comparación con los no docentes (Schouteten, 2017), lo anterior orienta a la presencia de particularidades en la percepción de FRPS
El tipo de gestión de las universidades también es un factor que contribuye al impacto de los FRPS sobre la salud de los docentes, pues se ha mencionado que en las universidades privadas las correlaciones entre las exigencias psicológicas y las compensaciones deficientes fueron más intensas en contraste con las universidades públicas. La inseguridad laboral también fue mayor entre los profesores de universidades privadas antes y durante la pandemia (Charoensukmongkol y Phungsoonthorn, 2020; Gómez et al., 2019; Tacca y Tacca, 2019).
El único trabajo de diseño longitudinal incluido en esta revisión reporta que con excepción del control del trabajo todos los FRPS fueron bajos (puntuaciones más altas indican niveles más altos de bienestar) en las tres tomas de datos y disminuyeron gradualmente con el paso del tiempo (Wray y Kinman, 2020). En última instancia, llama la atención la presencia de un solo estudio realizado en México. Monroy-Castillo y Juárez-García (2019) incluyeron ocho artículos, siete fueron realizados en México, el octavo en Colombia por Acosta-Fernández et al. (2017), que fue el único localizado en los recursos consultados en esta revisión, lo cual puede indicar un sesgo ante la necesidad de limitar las bases de datos de búsqueda, tipo de documentos y demás criterios y orienta hacia la escasez de estudios empíricos en FRPS y salud en trabajadores universitarios mexicanos.
La revisión reciente de la literatura muestra una tendencia al alza en el estudio de los FRPS, las implicaciones a la salud y la calidad de vida de trabajadores de universidades derivado de los cambios globales en la educación superior. En 2020, con la aparición de la pandemia de COVID-19, la educación universitaria se modificó rápidamente obligando a alumnos, docentes y personal de apoyo a ajustar la forma de trabajo a una modalidad virtual, con efectos en la salud física, mental y social derivados de los FRPS prevalentes y emergentes. Los escasos recursos identificados durante esta etapa sin precedentes a nivel mundial (ninguno obtenido mediante esta revisión sistemática) permitieron identificar que FRPS prevalentes entre los trabajadores universitarios como el apoyo social deficiente, las demandas psicológicas, la sobrecarga de trabajo, la interferencia en la relación trabajo/familia y la incertidumbre derivada de la inestabilidad en el empleo, se exacerbaron durante la pandemia e incidieron en la salud mental incrementando el estrés, el burnout y síntomas depresivos
Aunado a esta situación excepcional, en la presente revisión sistemática se observaron algunas discrepancias tales como: el nivel de riesgo entre el personal de universidades, el apoyo social como un protector ante los FRPS, los efectos y consecuencias del teletrabajo antes y durante la pandemia, así como la ausencia de relación entre los SME, un marcador biológico de estrés (la DHEA-S) y los FRPS.
El aporte del presente trabajo, suma a la revisión sistemática previa al considerar las evaluaciones de FRPS realizadas a nivel mundial, incluyendo a los trabajadores de instituciones públicas y privadas, al personal docente y no docente, y presenta además un primer acercamiento a las diferencias y similitudes entre los FRPS antes y durante la pandemia.
El análisis de los artículos mostró la necesidad de seguir analizando los FRPS en este colectivo, metodológicamente sería deseable el muestreo probabilístico por categorías de sexo, puesto y tipo de financiamiento. Pocos estudios introdujeron variables sociolaborales como el número de dependientes, los ingresos y si la labor docente es la actividad principal o secundaria, así como la evaluación de aspectos individuales (afrontamiento, autoeficacia, entre otras) que podrían ser determinantes para estudiar los FRPS durante y después de la pandemia; de igual forma, tal como lo postulan algunas teorías sobre el estrés laboral, las variables organizacionales como la estructura y la cultura podrían explicar las diferencias en la percepción del riesgo, considerando que las dificultades derivadas de los cambios en la gestión educativa universitaria son globales. Metodológicamente se sugiere mejorar la baja tasa de participación en relación con la población objetivo y balancear la sobrerrepresentación de las mujeres. Por último, considerando que los FRPS prevalentes incrementaron de intensidad, será interesante conocer su comportamiento en el regreso a la presencialidad y en el fin de la pandemia mediante estudios longitudinales y de diseño cualitativo que serán de gran valor científico y cubrirán un vacío pendiente.
*Diana-Gisela Díaz-Patiño
Mexicana. Maestra en Desarrollo Organizacional, Universidad de Guanajuato, México. Doctorante en Psicología con orientación en calidad de vida y salud, Centro Universitario del Sur, Universidad de Guadalajara, México. Temas de investigación: factores psicosociales, psicosociología laboral y cultura organizacional. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6540-6843. diana.gisela.dp@gmail.com Regresar
**Ana Anaya-Velasco
Mexicana. Doctora en Ciencias de la Salud en el Trabajo, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara, México. Profesora de tiempo completo, Departamento de promoción, preservación y desarrollo de la salud, Centro Universitario del Sur, Universidad de Guadalajara, México. Temas de investigación: factores psicosociales, gestión integral de las organizaciones. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1137-9645. anayav@cusur.udg.mx Regresar
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